Una nueva aventura en la franquicia Millennium nos llega de la mano del director Fede Álvarez (No Respires) con La Chica en la Telaraña. Retomamos la historia de Lisbeth Salander, varios años después de su última aparición (cuando menos, en la versión americana de estas adaptaciones), y debemos preguntarnos: ¿Vale la pena continuar con esta franquicia? La respuesta es que sí… si podemos ignorar ciertos elementos.

La Chica en la Telaraña se presenta como una película que los fanáticos del espionaje y –hasta cierto punto– la ciencia ficción van a disfrutar muchísimo. Contándonos una nueva historia, el inicio de la película nos sitúa tres años después de que Lisbeth Salander (Claire Foy) comenzara su vida como vigilante urbana que castiga a los hombres que castigan a las mujeres. De hecho, los primeros minutos de la cinta nos la muestran en acción y esto nos deja ver lo mucho que sus métodos han evolucionado y se han pulido. Sin embargo, Lisbeth continúa haciendo sus trabajos como hacker particular (porque de algo hay que vivir), aunque ésta parece ser su única conexión con su pasado, ya que tampoco se ha reencontrado con su ex-amante y compañero de investigaciones, Mikael Blomkvist (Sverrir Gudnason). Es durante uno de estos trabajos, cuando roba un programa capaz de controlar todos los dispositivos nucleares del mundo, cuando es atacada por un grupo conocido como «Las Arañas», liderado por una misteriosa figura. El programa es robado, el mundo está en peligro y todo recae sobre los hombros de Lisbeth y sus habilidades computacionales.

El problema con la película es que nos plantea a una heroína que lleva años luchando por causas pequeñas y ayudando a mujeres, pero minutos después descarta esto para meternos de lleno en el conflicto de espionaje a escala global. De la Lisbeth vigilante vemos bastante poco porque la Lisbeth salvadora del mundo toma el foco relativamente rápido cuando es perseguida por el agente Alona Casales (Lakeith Stanfield), por la líder de las Arañas y su propia hermana, Camilla Salander (Sylvia Hoeks), y se reencuentra con el fantasma de su pasado que es Mikael Blomkvist . A pesar de este extraño cambio, el resto de la película se mantiene perfectamente balanceado entre el drama personal de Lisbeth, los elementos de acción y sus momentos de magia computacional, que son en los que realmente brilla.

Claire Foy hace un excelente trabajo, mostrándonos a una Lisbeth muy diferente a la de Rooney Mara y la de Noomi Rapace, destacando su actuación por encima de la de otras estrellas, aunque Stanfield hace un excelente trabajo como agente del FBI y Gudnason nos muestra a un Mikael mas joven y abierto, aunque igual de bueno con sus investigaciones periodísticas. El contraste entre estos personajes, los cuales son muy diferentes el uno del otro, es bien manejado y la historia intercambia de forma conveniente entre ellos para conocer todas las aristas de la rama.

Un detalle que sí deja algo de mal sabor en la boca es cómo esta interpretación de Lisbeth es menos hacker y más superheroína que lo puede todo con un celular. Es poco lo que la vemos usar una computadora y la forma en que, con un dispositivo móvil corriente, puede hacer cosas que ni Steve Jobs soñaría nos saca un poco del realismo que la película trata de enfatizar tanto y que en los libros es lo que realmente llama la atención.

La Chica en la Telaraña se puede clasificar más como una nueva franquicia basada en Millennium que como una adaptación de los libros, pero esto no es necesariamente malo. Incluso sin haber visto ninguna de las cintas anteriores, se puede apreciar la dirección en que la película nos introduce al mundo del espionaje y los hackers, y esto es suficiente para que podamos disfrutarla y sorprendernos con las capacidad de Salander de resolverlo todo a pesar de sus propios demonios.

ModoGeeks le da a La Chica en la Telaraña 7.5/10 arañas.