«A todos los Quienes de Villaquién la Navidad les encantaba… Pero al Grinch, que vivía justo al norte de Villaquién, ¡No le gustaba nada!» Palabras más, palabras menos y precedida por un corto de los divertidos Minions, con estas rimas comienza la narración que nos introduce a la nueva adaptación animada de El Grinch de Illumination Entertainment, remitiéndonos adecuadamente al cuento de Dr. Seuss en el cual se basa.

La historia de este extraño y gruñón ser verdoso y peludo que odia a la Navidad ha pasado a considerarse con los años como un clásico para rememorar en estas fechas, siendo la de Illumination la tercera adaptación audiovisual de la historia y la segunda animada; y como se suele decir, los clásicos nunca mueren y, en este caso, nunca decepcionan. Por supuesto, en este sentido nos referimos a la historia que se presta de base para el argumento principal del film, pues el resto de los detalles del guión y de la producción, le corresponden a la adaptación en sí. La historia del Grinch nunca nos va a decepcionar, pero sí se puede hacer algunas observaciones respecto al resultado de esta nueva propuesta animada dirigida por Yarrow Cheney (La vida secreta de tus mascotas) y Scott Mosier.

Resumiendo el argumento del film, el Grinch es un hermitaño odioso y gruñón que odia a la Navidad y a los habitantes de Villaquién por el simple hecho de que ellos la AMAN exageradamente. Su única compañía en la vida es su fiel cachorro Max, a quien trata también con cierto desprecio en muchas ocasiones. En esta Navidad, la alcaldesa de Villaquién decreta que la celebración será tres veces más grande que las anteriores: tres veces más canciones, tres veces más luces y adornos trescientas veces más grandes para adornar un árbol casi tres mil veces más grande que cualquier otro. El alboroto y la felicidad de los quienes, llenan al solitario Grinch de odio, por lo que decide robarse los regalos, adornos y comidas en Nochebuena al hacerse pasar por Santa; con esto, le robaría la Navidad a los quienes y los haría sentir tan miserables como él… O al menos eso creía.

Si están familiarizados con el cuento infantil de Dr. Seuss, sabrán que el material narrativo que éste podría aportar a cualquier guión es tan básico como el de cualquier otro cuento infantil; si no han leído la obra, piensen entonces en La caperucita roja y en su simplicidad al narrarse. Se comprende entonces que al llevarse a la gran pantalla resulte indispensable a nivel de guión rellenar un poco la historia, profundizando en el desarrollo de los personajes que ya aparecen en el cuento al conjugar ciertos elementos que motivarán y justificarán sus acciones en el filme. Para complementar el panorama, se añaden también nuevos personajes que interactúen con los protagonistas, definiéndolos en su forma de interactuar con los mismos, y en esta nueva cinta animada, el guión cumple con su función de mantener la estructura del breve cuento y nutrir un poco más la historia, resultando en una obra dirigida casi enteramente al nuevo público infantil.

Ahora bien, en la historia del Grinch se distinguen claramente tres personajes y son estos mismos sobre los cuales se añade el nuevo material narrativo: el mismo Grinch, su adorable perro Max y la pequeña Cindy-Lou Quién. De esta última, veremos una participación mucho más activa que en la historia original y en las adaptaciones anteriores. Cindy-Lou sigue caracterizándose por ser un personaje adorable y de gran pureza, esta vez con más audacia en su actuar y siendo más que sólo la pequeña que no juzga al Grinch. Ella tiene su propio plan nada malévolo: atrapar a Santa para poder conversar con él y pedirle un deseo muy especial que, por supuesto, beneficiaría a un su ser más querido: su ocupada madre soltera Donna. Para ello, contará también con el apoyo de su grupo de amigos coetáneos, ayudándole a planear la «trampa» para Santa, aunque, por supuesto, los planes de la pequeña se topan inevitablemente con los del Grinch. La participación y el protagonismo de Cindy-Lou en el film permiten identificar dos líneas narrativas: la primera relativa a la planificación de la treta del Grinch y la segunda a los planes de la pequeña para la Nochebuena.

Quizás el aspecto más decepcionante del film tenga que ver con el tono de la película y la caracterización del propio Grinch. Con un humor lleno de diálogos chistosos pero simples y los recurrentes gags de comedia física, más que un film familiar se muestra extremadamente amigable e infantil. La banda sonora de Danny Elfman se ve acompañada no sólo de los tradicionales villancicos y canciones navideñas (incluyendo Feliz Navidad de José Feliciano), sino de tonadas más acordes al pop actual, incluyendo un rap de Tyler, the Creator sobre el Grinch. Todo ello va dirigido a un público infantil contemporáneo que definitivamente podrá identificarse con la obra y, sobre todo, disfrutará riéndose de los chistes.

En el esfuerzo por hacer del film una adaptación más «amigable» (si es que era posible), quizás el estudio pecó de amable: el horroroso y malévolo Grinch no es nada malo; de hecho, sólo se trata de un ser amargado, hermitaño y algo odioso, que prefiere quedarse en casa tomando café junto a su perro en vez de salir al pueblo y mezclarse entre el alboroto navideño. Nada incomprensible para muchos. La malicia no se le ve ni en la mirada nostálgica, ni en la sonrisa suavizada, ni en sus motivos para llevar a cabo su plan. El que era un mostruo verde y peludo resulta ser un simple amargado e incomprendido, y, de hecho, los quiénes ni le temen ni le rehúyen y la explicación de su pasado que da motivo a su odio por la Navidad tampoco se halla muy bien sustentada. Sin ánimos de comparar, en este sentido la adaptación del 2001 se lleva la ventaja.

La mejor escena, por supuesto, es la del asalto del Grinch en Nochebuena. ¿Qué faltó? Muchas más rimas y mucha más maldad verde y un humor un poco más complejo. Sin embargo, como ya se dijo, pese a sus defectos en la adaptación, El Grinch se muestra en esta temporada festiva como una opción divertida para los más pequeños. La animación no será innovadora ni magistral, pero mantiene la escencia de los personajes de Dr. Seuss en la dirección de arte con toques modernos. En cuanto al doblaje, la ya reconocida voz de Eugenio Derbez le aporta bastante gracia a una película disfrutable y que sí logra sacarle más de una risa al público, pero sobre todo logra lo más importante del cuento del Grinch: conmover y reflexionar sobre la importancia de la familia y los amigos en Navidad. Después de todo, nadie merece estar solo en esa fecha.

Modogeeks le da a El Grinch 7/10 galletitas navideñas con un vaso de leche tibia, por supuesto.