Los videojuegos y las películas tienen una relación complicada desde que se empezaron a juntar. Películas basadas en videojuegos o videojuegos basados en películas no son algo por lo que los fanáticos de ambos mundos se emocionen mucho. La nueva adaptación de Tomb Raider, sin embargo, prometía ser una excepción a la regla.

Tomb Raider: Las aventuras de Lara Croft está basada directamente en el videojuego del 2013 de la franquicia, que nos muestra a una Lara Croft más seria y más humana que en entregas anteriores, y aunque la película tiene muchísimas referencias a este juego, se trata de una historia completamente alternativa que mantiene parte de su esencia.

Esta Lara es habilidosa, fuerte, reactiva y sobre todo inocente en un mundo realmente peligroso. La extraña desaparición de su padre hace siete años cuando fue a buscar la tumba de Himiko, la primera reina de Japón, todavía la inquieta y al momento de aceptar su muerte para cobrar la herencia, consigue una pista que le da la señal de que existe la probabilidad de que siga vivo. Tras esto, Lara se embarca a la aventura de buscar a su padre en una isla misteriosa llamada Yamatai, iniciando su aventura.

La trama de la película resulta realmente predecible en muchas ocasiones, con tal vez uno o dos momentos que realmente logran sorprenderte. Eso sí, la acción y los puzzles te mantienen atrapado desde el primer minuto, pues la cinta tiene un ritmo bastante bueno con momentos muy intensos seguidos por otros para descansar y luego retomar la acción de nuevo.

Tomb Raider proporciona escenas fantásticas con paisajes y lugares interesantes, sobre todo con la temática japonesa (que personalmente me pareció un refrescamiento a este tipo de peliculas de accion/aventura, donde siempre se van al típico templo en Sudamérica/Pirámides de Egipto/ lugar milenario en China). Por otro lado, el CGI se hace notar demasiado en algunas ocasiones, pero puede llegar a ser aceptable.

Por otro lado, uno de los elementos trasladados perfectamente del videojuego a la pantalla grande es que se nota que Lara le duele todo lo que le pasa, desde un golpe hasta una cortada. Esto es gracias a la actuación de Alicia Vikander, que sumada a los efectos de sonido que acompañan estos golpes, nos hacen decir «uffff…..eso duele».

Pero, a todo esto, ¿es una adaptación fiel del material de origen? Para nada. Como dije en un principio, es su propio universo y duele la desaparición de algunos personajes de los videojuegos que le habrían dado a Lara una profundidad mucho más allá del simple objetivo de buscar a su padre, creando una trama más interesante.

Se podría decir que Tomb Raider es una película de origen para establecer una franquicia y, de tener éxito, puede que obtenga una secuela que, de mejorar la trama, tendría muchísimo potencial.

En mi opinión, la película cumple con lo que promete: acción y aventuras, y no entra en la categoría de una mala película de videojuegos, como se suele ver. Para el público general es realmente disfrutable, y es positivo que adaptaciones de videojuegos entretenidas acerquen al público no gamer a estas historias.

ModoGeeks le da a Tomb Raider: Las aventuras de Lara Croft 6/10 picos de arqueólogo.