Ha habido pocas franquicias de terror en el mundo que hayan logrado mantenerse en el tiempo. En el caso de El Aro, lo han logrado haciendo una fórmula sencilla que se repite en esta tercera película, pero que sigue funcionando. Esta fórmula se basa en explicar el fenómeno, en llevarte un poco más allá y hacerte entender por qué pasan las cosas que pasan, y, como en toda película de terror, este origen es más oscuro de lo que cualquiera se habría imaginado. El Aro 3 se presenta como una historia de origen para Samara, y esto es lo que hace que sea tan interesante para el publico que conoce la franquicia y para quienes llegan a ella por primera vez.

La ciencia de lo sobrenatural

Hasta el momento, las películas de El Aro siempre nos mostraban a Samara detrás de adolescentes (algo estúpidos) que caían en su juego. Esto también pasa en su tercera parte, pero con un cambio particular con respecto a películas anteriores, ya que esta vez hay un científico llamado Gabriel (Johnny Galecki) entre los afectados. ¿Qué tiene esto de interesante? Que con una persona que piensa diferente, las cosas cambian. El hombre no solo descifra la fórmula de la maldición, sino que encuentra la forma de explotarla y utilizarla para alcanzar un fin mucho más noble que el que ya tiene: conocimiento. Si encuentras una cinta de video que está literalmente maldita y contiene a un ente capaz de proyectarse en el plano terrenal… digamos que para cualquier científico experimental es una oportunidad de oro.

El problema radica en que Samara sabe que está siendo utilizada y que, de alguna manera, se encuentra cerca del fin. Y por ello comienza a evolucionar, lo que hace que la trama avance a una velocidad vertiginosa que, si bien ayuda en momentos, nos hace sentir que muchos detalles se pasan por alto y que quizás tomarse las cosas con más calma habría sido mejor.

Personajes malditos hay miles

El principal problema de la película se presenta en que, con excepción de Galecky, Julia, la protagonista (Matilda Lutz) y el sacerdote Burke (Vincent D’onofrio), el resto de los personajes son copias al carbón de muchos que ya hemos visto. Si bien es cierto que el foco de la cinta se mantiene entre ellos tres, también deja mucho que desear con respecto a otros personajes que pudieron igualmente brillar por sí mismos y perdieron la oportunidad. Sin embargo, esto solo nos hace concentrarnos más en la trama de estos tres personajes y su relación con la historia completa, y debido a lo conectados que están, se convierte en una trama digna de observar.

El miedo a lo desconocido

Hay que dejar algo claro. En la opinión de este humilde servidor, El Aro 3 no es una película de terror. Se acerca más, realmente, a una película de suspenso bien construida. Tiene sus momentos de tensión y, por supuesto, uno que otro jumpscare, pero el miedo real existe en que poco a poco vamos descifrando lo que ocurrirá al final y entendiendo que todo se está yendo por un barranco sin fondo. Desde Julia hasta Samara, se trata de un ciclo sin fin de errores, fracasos y victorias vacías que nos hacen ver que todo ser, por muy muerto que esté, luchará para mantenerse «aquí», sean cuales sean las circunstancias que lo propicien.

El Aro 3 es una película que vale la pena ver y que merece ser vista. Como película de terror se sale quizás de la línea normal y se desvía hacia el suspenso, pero logra su cometido. Además, con un final así de revelador, es más que obvio que el estudio se esmeró en establecer una posible secuela.

Por todo esto, a El Aro 3 le damos 7 de 10 cigarras.