Si en algo debemos estar muy claros, es que las películas basadas en videojuegos siempre producen una cuota bastante alta de curiosidad en el público, aunque normalmente esta cuota se justifica por historias intrínsecas que los videojuegos actuales nos hacen querer visualizar en la gran pantalla. En esta ocasión, no es una historia muy complicada la que ha sido adaptada, y es precisamente por lo que me gustaría hablarles de Angry Birds: La Película.
Muchos ya nos sabemos de memoria la famosa historia de los cerditos malos que se roban los huevos de estas pequeñas aves conocidas por no saber volar y que deciden tomar el asunto en sus plumíferas manos, léase, una resortera gigante y la puntería del jugador; el juego realmente tiene una dinámica tan sencilla, que encontrar algo de profundidad en la historia e incluso, una trama heroica tejida entre unos cuantos chistes no del todo aptos para niños, fue algo reconfortante.
En Angry Birds: La Película, tenemos la historia de Red (Jason Sudeikis), un pajarillo con unas cejas despampanantes que tiene algunos problemas de ira bastante grandes en una isla de aves demasiado pacíficas para ser verdad y que por no poder controlarlos, es cargado con la pena máxima: una terapia de control con una instructora bastante particular llamada Matilda (Maya Rudolph) y con unos compañeros aún más peculiares: Bomb (Danny McBride), Chuck (Josh Gad) y Terrence (Sean Penn). Red pasa por la típica etapa del adulto incomprendido con los pies en la tierra rodeado de aves nada realistas que viven muy en el aire a pesar de no saber volar. Aún así, Red tiene un pequeño escape en las historias de Águila Poderosa, el impecable símbolo de fortaleza en el que el pequeño pájaro carmesí encuentra algo de inspiración para seguir adelante.
Por otro lado, tenemos a los cerditos, que si bien logran engañar a todos con sus panzas danzarinas al mejor ritmo country y la cantidad de regalos que traen desde su «lejana tierra», ante los ojos escépticos de Red -y de gran parte del público- esconden una amenaza para los pequeños que aún están por nacer. Leonard, el rey de los cerditos, hace todo lo que está a su alcance para ganarse la confianza del Juez Peckinpah, pero es obvio que todo es parte de un plan para apoderarse por completo de la isla y dejar desarmadas a las aves. Es aquí donde Red no tiene más opción que confiar en sus compañeros de terapia e ir en búsqueda del legendario héroe Águila Poderosa… que tan legendario ya no es, llevando a Red a encontrar su heroísmo a su manera y lo lleva a zanjar el asunto con los cerdos usando sus propias plumas.
Cada ave tiene su guiño personal que la hace única, vemos a un pacífico Bomb que no controla su habilidad para explotar sino hasta el momento en el que entiende que a veces hay que estallar, a un extremadamente hiperactivo Chuck que aunque muchos creen que no pueda ser de ayuda, realmente es el as bajo la manga de las aves, y a Red, que sirve como un estremecimiento a la conciencia y la formación de carácter que todas las aves requieren, asumiendo que la ira es necesaria para impulsarnos a hacer ciertas cosas por el bienestar de aquellos que lo necesitan. Tanto así, que logra despertar la chispa en Matilda, Terrence e incluso la misma Águila Poderosa para literalmente, destruir toda estructura levantada por los cerditos y salvar los huevos que se encuentran bajo su posesión. Finalmente, esto forja la admiración del resto de los habitantes de la isla, en especial los más pequeñines, quienes incluso dedican una honorable canción a nombre de Red.
¡Miren cómo lo imitan! 😀
Sí puede que me haya desviado totalmente por el caminito de lo que nos enseña la película y no significa que no haya visto sus demás características. La banda sonora destaca bastante, por ser entretenida y llena de buenas canciones clásicas que a más de uno no tan pequeño le levantarán el ánimo. De igual manera, la comedia de fondo de la película, tal como menciono más arriba, definitivamente no está hecha para niños muy pequeños -que es uno de los targets a los que apunta el film- y le sacarán una que otra risilla pícara a algún padre que haya llevado a su polluelo a verla, y teniendo en cuenta que gran parte del reparto de voces son comediantes conocidos, no habría que esperar menos. La animación está muy bien adaptada para los personajes que han desarrollado, haciendo que disten un poco en forma de los personajes del juego, pero de una manera comprensible.
En fin, es un film bastante disfrutable, para pasar un rato relajado entre amigos o entre familia, y si eres fan del juego, aunque no encuentres un origen muy detallado sobre algunos aspectos de estos pajaros furiosos, seguramente quedarás satisfecho con la forma en la que ejecutan sus ataques y obtienen sus tres estrellas al final del nivel.
Tengan, algunos pollitos adorables -junto a Terrence- para despedirme:
