Estamos a menos de una semana de ver Logan en el cine, y mientras se trata de la primera vez que veremos a Laura Kinney en la franquicia de Fox, su contraparte de los cómics ya ha hecho un gran progreso después de 12 años de su debut. Entre ganar poco a poco su humanidad y alejarse de ser un experimento más, ahora tiene su puesto -y bien merecido por cierto- como Wolverine, y acumula una victoria más porque es en el último número de su serie de cómics que ha superado su mayor debilidad: el olor detonante.

Dentro de los primeros números que dan nacimiento al personaje en los cómics con la organización llamada Facility, se daba un énfasis enorme en la creación de Laura -llamada simplemente por su nombre código, X-23- como un clon de Wolverine capaz de superar a su antecesor con un entrenamiento más controlado y agresivo que nunca. No contarían que la donante del óvulo que daría nacimiento a Laura -y que la convierte por ende en su madre biológica-, la doctora Sarah Kinney, haría todo lo posible para retener la humanidad de la niña contra los crueles experimentos y pruebas de esta organización, y que poco a poco tendría éxito por ese lado.

Como en toda historia de Marvel, es claro que las cosas nunca salieron bien, y como un protocolo alternativo para evitar que X-23 no cumpliera sus órdenes, experimentaron en ella de una forma muy drástica; con la creación de un aroma específico -llamado olor detonante (o trigger scent)-, se asegurarían de que X-23 nunca sintiera piedad en misiones donde sus emociones comprometieran los resultados esperados, acabando a todos a su paso hasta cumplir con su meta con el eventual asesinato del individuo que esté bañado en esa sustancia. De esa forma, las personas más cercanas a Laura terminaron cayendo bajo sus manos, volviéndose su talón de Aquiles de forma constante ante amenazas particulares de varios villanos que conocían de esa programación en ella y aportando más a su visión como un error que no debía existir.

Con el tiempo, Laura continuaría con sus aventuras, enfrentando siempre la posibilidad de que algún día perdería el control bajo esa sustancia y lastimaría a gente inocente, incapaz de revertirlo excepto si sus presas conocían cómo remover la sustancia con agua, o tener una suerte de un millón en uno para que alguien pudiera detenerla a tiempo. Y aunque se pensaría que un buen telépata podría remover esa programación, se reveló que ni alguien tan experimentada como Emma Frost tenía la capacidad para lograr algo como eso, dejando a los lectores con la idea de que sería imposible ver un desligue entre el olor detonante y Laura.

Yo no estoy llorando, ustedes sí

Afortunadamente, el actual escritor de All-New Wolverine, Tom Taylor, encontró la oportunidad para dejar atrás eso en la vida del personaje, desarrollando un arco dirigido a esa parte vulnerable de Laura al estar bajo los efectos del olor detonante, y cómo a pesar de ello puede controlarse lo suficiente para no matar. Ante eso y en compañía de la gente que más ha buscado que Laura sea feliz -Gambit, Angel y Gabby, la clon de Laura y técnicamente su hermana menor-, se manejó un “tratamiento” de una sola oportunidad: con la ayuda de mini Jean Grey -sí, la Jean traída del pasado-, localizarían en la subconsciente de Laura la llave para hacer que sobrepasara los efectos de este olor, usando sus habilidades para convencer a Laura de lograrlo mientras Gabby rociaba el detonante en sí misma para acceder a esta parte de Wolverine.

En definitiva eso suena como un suicidio, pues aún con Gabby teniendo garras y poderes de regeneración como su hermana mayor, una Laura con el olor detonante es igual de temer. Además, sólo tenían una oportunidad de lograr ese tratamiento antes que S.H.I.E.L.D. y otros villanos llegaran y causaran un caos. Pero para el gusto de muchos, después de un ligero conflicto se reveló que el tratamiento fue efectivo, y que Laura es invulnerable a este detonante de forma definitiva después de 12 años de cómics donde la sustancia era uno de sus principales problemas.

Por supuesto, el que Laura ya no sufra por esto no reduce la lista de debilidades del personaje, ya que luego de jurar no tomar más vidas ni de forma accidental, su posición como heroína queda comprometida a diferencia de su versión más joven donde su sentido de ética y moral era mucho más ambigua. Además, Wolverine sigue trabajando para eliminar varios de sus viejos hábitos originados desde su creación, como el hecho de que ahora desea ya no pasar dolor sólo por el hecho de que puede sobrevivir a heridas que deberían ser mortales, o que desea vivir más que nunca para continuar el legado de Logan luego de su muerte cuando sabe que a veces debe hacer sacrificios que nadie más puede hacer.

En todo caso, es increíble ver un verdadero desarrollo de personaje para Laura Kinney, quien con los años ha sufrido diferentes caídas en aspectos que ya se habían superado en otros arcos, y donde además la centraban en temas romántico o de deshumanización innecesarios. Hasta el momento, Taylor parece tener bien decidido hacia dónde quiere llevar a Wolverine, y nosotros aplaudimos bastante por su esfuerzo y buenos resultados.

Fuente: CBR