Assassin’s Creed es una de estas películas en las que una parte en específico de la población desea desesperadamente volcar sus esperanzas, y se trata precisamente de los amantes de los videojuegos. Mucho se ha discutido sobre diversas adaptaciones que lastimosamente no han logrado llegar al mismo punto que sus versiones de juegos, y para probar que no era así, quizás hacía falta una saga que ha sido seguida por muchos en los últimos 10 años: la que cuenta la historia del Credo de los Asesinos.

Assassin’s Creed, dirigida por Justin Kurzel (Macbeth) y protagonizada por Michael Fassbender, Marion Cotillard y Jeremy Irons, logra despertar muchas incógnitas. La historia comienza en 1492 durante la inquisición española, con la aceptación de Aguilar de Nerha en la Hermandad de los Asesinos, destinado a proteger al príncipe Ahmed de Granada. Un punto a destacar de esta parte de la línea temporal llevada en la cinta es que todo el elenco habla en perfecto castellano, inclu​i​do Fassbender, lo cual logra un nivel de inmersión bastante cómodo entre el público y para los hispanohablantes, una sensación de identificación un tanto cálida.

Es entonces cuando conocemos el pasado de Callum Lynch en 1986 y vemos lo que potencialmente lo lleva a ser lo que nos mostraron los tráilers: un criminal a punto de ser sometido a la pena máxima hasta que la doctora Sophia Rikkin lo rescata y lo lleva a las instalaciones de Abstergo, en Madrid. Luego de un fallido intento de escapar, Rikkin le explica a Lynch de qué se trata realmente su proyecto y le presenta al Animus. Especialmente en los tráilers, el Animus se veía como algo muy distanciado de lo que realmente representaba en el juego, sin embargo, resultó estar mucho más acoplado al hilo de la historia de lo que podría imaginarse. La idea de proyectar los recuerdos para que fuesen visualizados por el equipo de Rikkin en Abstergo, y por el público de forma explícita, se ve como un acierto agradable.

Por supuesto, encontramos buenas sorpresas en los recuerdos genéticos de Cal. Las interacciones en la inquisición española, las tomas aéreas, las escenas de combate, algunas muestras que imitan muy bien a los asesinos de la saga, las buenas dosis de parkour, y por supuesto, el Salto de Fe que debía ser obligatorio para esta película no decepcionaron, aunque su duración pudo haber sido un tanto más extensa.

En las tomas del presente, si bien Fassbender hace un buen trabajo interpretando la psicología de Callum, notable un poco más en el Efecto Sangrado que sufre después de exponerse al Animus, y el resto de los recluidos en Abstergo logran soportar efectivamente a Lynch, aún queda esa sensación de que falta algo y ​salta​ al ver la interpretación de Marion Cotillard. Sophia Rikkin se presenta como un personaje muy neutro y sí, eso podría encajar muy bien con su naturaleza pacifista, pero carece de fuerza, lo que hace que sus interacciones con Lynch no sean lo suficientemente impactantes. Podemos encontrar algo de impacto en las pocas escenas de Jeremy Irons como Alan Rikkin, CEO de Abstergo y padre de Sophia​. Al segundo de su aparición podemos ver hasta qué nivel puede llegar el Dr. Rikkin siendo frío y calculador, pues sin duda, Irons siempre tiene una forma de hacer que sus personajes calen, sin importar su alinea​miento​.

Finalmente, la película tiene suficiente potencial para una segunda entrega. El final abierto con Callum aceptando por completo su destino de sangre demuestra que por el momento, la idea no se descarta. La cinta, tanto para un fiel jugador de Assassin’s Creed como para el cinéfilo casual, es entretenida y coherente. Podría esperarse unas cuantas mejoras en una segunda entrega hipotética y eso seguramente lograría que, de formarse un universo cinematográfico en torno a esta historia, se convierta en un canon bastante interesante para tomar en cuenta, sobre todo después de haber visto la presencia de muchos asesinos interesantes en parte de los recuerdos de Lynch.

¿La puntuación para Assassin’s Creed? 6/10 espadas ocultas + 1 para los asesinos extras que seguramente causarán nostalgia en más de un fan por allí.