El Universo Extendido de DC, hasta ahora, ha estado compuesto por un único acierto y dos entregas que preferiríamos olvidar, por lo que decir que las expectativas con respecto a Liga de la Justicia eran altas es quedarnos bastante cortos. Sin embargo, tras mucha polémica, un cambio de directores y un bigote que tuvo que ser removido digitalmente en postproducción, los héroes más famosos de DC Comics finalmente llegaron a la gran pantalla.

Primero lo primero. Warner nos dejó a todos con estrellas en los ojos este pasado verano con Wonder Woman, e iba a ser muy difícil alcanzar ese nivel una vez más, y ciertamente, esta película no logra resonar con las audiencias de la misma manera que lo logró la aventura de la princesa de las Amazonas. Sin embargo, Liga de la Justicia es un gran –GRAN– paso adelante en lo que el DCEU se refiere, pues en cierta forma hace un reinicio de este universo y mete debajo de la alfombra y lejos de la vista los puntos que los fanáticos más le habíamos criticado a Man of Steel y Batman v Superman. No es perfecta, está lejos de serlo, pero no sales de la sala de cine con tus ilusiones y esperanzas pisoteadas por un ambiente gris y pasado por un filtro de Instagram, lo que ya es decir mucho. En parte, esto se debe al nuevo enfoque que el estudio le está dando a este universo de superhéroes (nuevo enfoque liderado por Geoff Johns) y también en parte por el cambio de director, de Zack Snyder a Joss Whedon.

La película es una película de Snyder, de eso no hay duda, pero la mano de Whedon es evidente —a tal punto de que una escena parece fotocopiada de Age of Ultron (speedster incluído) y los momentos de conflicto entre los superhéroes nos recuerdan a esas escenas iniciales del equipo en Avengers. Y no está mal quitarle algo de seriedad y tonos grises a la cinta, pero hubo momentos innecesarios —como esa fotocopia de Ultron— que parecían fuera de lugar, en un intento por demostrar que somos una mejor versión del DCEU que se preocupa por el daño colateral.

Respecto a las actuaciones, el elenco principal se ve cómodo con sus personajes, lo que es bueno para todos porque este universo cinematográfico va para largo; no obstante, quienes roban toda la atención en sus momentos en pantalla son Gal Gadot como la Mujer Maravilla y Ezra Miller como una versión bastante más joven y nerd de Barry Allen. El Batman de Ben Affleck es una versión del Hombre Murciélago al que simplemente ya dejó de interesarle su vida como Bruce Wayne y sólo se dedica a cumplir la misión (en este caso, salvar al mundo), pero que fue cambiado tras su enfrentamiento con Superman —no sabemos cómo de golpearse entre ellos y gritar el nombre de «¡Martha!» pasamos a estos niveles de bromance, pero SuperBats vive, la lucha sigue. Por su parte, el Aquaman de Jason Momoa no nos muestra gran cosa sobre sí mismo como personaje -más allá de una escena con Mera en la que es precisamente Mera quien más pica nuestra curiosidad- y parece ser muy distinto al Arthur Curry de los comics, pero no es como si hubiera mucho tiempo para explicar su trasfondo en una película de ensamble. Finalmente, Ray Fisher como Cyborg es quien más evoluciona como personaje a lo largo de la duración de Liga de la Justicia, estableciéndolo como un héroe al mismo nivel que el resto pero a la vez mostrándonos cómo poco a poco Victor Stone recupera su humanidad. Booyah.

Lamentablemente, la película cojea de la misma pata que el 99% de sus congéneres: el villano. Nada hacemos con un buen CGI y la voz de Ciáran Hinds si las acciones de Steppenwolf dejan mucho que desear y tiene un final meh. Este no es un defecto únicamente de Liga de la Justicia, sino de la mayoría de las películas de superhéroes y se siente como que ningún estudio sabe cómo remediarlo. En otras palabras, en gran heraldo de Apokolips se sintió genérico. Aunque al menos tuvimos una mención a Apokolips y Darkseid, demostrando que esta Liga de la Justicia todavía tiene enemigos mucho más grandes en su futuro.

Igualmente, hay agujeros en la trama y escenas que no tienen mayor justificativo que «se ve bien» para ser incluídas, y está el asunto del bigote de Henry Cavill que fue eliminado de forma digital en post-producción que seguramente dará páginas y páginas de conversación en las redes sociales. Honestamente, pudo ser peor.

Esta entrega por supuesto posee abundantes referencias y easter eggs, desde sus diálogos (Batman hablando de pingüinos explosivos como «épocas más simples») hasta la música, y es que pudimos escuchar los temas emblemáticos de Superman de John Williams, Batman de Danny Elfman y Wonder Woman de Hans Zimmer. Además, cuenta con dos escenas post-créditos que nos hacen sonreír y nos hacen entusiasmarnos por lo que sea que sean los planes a futuro de Warner con el DCEU.

En resumidas cuentas, Liga de la Justicia es una buena película que no está al nivel de Wonder Woman aunque está muy por encima de Batman v Superman, y que no merece pasar al olvido. No es perfecta, tiene errores y agujeros, pero considerada dentro del DCEU, nos otorga más aciertos que desaciertos y amplía el panorama de lo que podremos ver en un futuro en pantalla. Resulta la prueba de que quejarnos y quejarnos de BvS y Man of Steel funcionó (¡Batman hace bromas! Impensable hace dos películas) y apoyar los temas de optimismo y esperanza de Wonder Woman funcionó, y de que tal vez Warner y DC finalmente están encontrando su camino en lo que a sus películas se refiere, sin tener que ahogarnos a todos en tonos sepia y un pesimismo asfixiante.

Por hacer el esfuerzo, por no hacerme odiar a Superman y por traerle algo de necesario oxígeno y humor al DCEU, ModoGeeks le da a Liga de la Justicia 8/10 cajas madre. ¡Ping! ¡Ping! ¡Ping!