Finalmente llegó a nuestras pantallas el más reciente intento de una compañía estadounidense de adaptar una historia proveniente de una serie animada japonesa, y ha causado bastante revuelo alrededor del globo. Como muchos fanáticos de la serie original tenían planeado, dediqué hora y media de mi vida a ver la adaptación de Netflix de Death Note, todo para poder juzgar la película con base real a la hora de tener alguna discusión.

Primero lo primero. Considerando el tono del último artículo que su servidora escribió respecto al ultimo trailer de la cinta, es fácil deducir cuál era mi nivel de expectativas para el film, pero, sinceramente, no esperaba que llegara a los niveles que efectivamente alcanzó y superó.

Desde el momento en que se dio la información de que la película no estaría ambientada en Japón, inmediatamente sonaron muchas alarmas, simple y sencillamente porque la base de la historia, el punto del cual ésta absorbe la mayoría de sus nutrientes, no es nada más ni nada menos que la sociedad y la cultura japonesa. La razón por la cual Light Yagami actúa como actúa es porque creció en esa sociedad, al igual que la actitud de Misa; y es por eso que el personaje de L llama tanto la atención -especialmente en contraste al servicio policial japonés-: porque su manera de pensar y actuar está completamente diferenciada del resto, al no haber crecido en ese ambiente. Y obviamente todos estos detalles desaparecen por completo en la versión de Netflix al estar lejos de tal ambiente.

No tenemos como protagonista a un estudiante modelo y prodigio al que todos ven como el ejemplo a seguir o el ideal de los jóvenes de su edad, con un futuro exitoso asegurado y con una “familia nuclear” ideal; en su lugar, está el adolescente cualquiera estadounidense, realmente inteligente pero que hace cosas que lo meterían en problemas como vender las respuestas de las tareas a otros estudiantes, al que los profesores ven como un “problemático” y que perdió a su madre en algún momento no identificado en el pasado porque hey, historia trágica, eso es cool y hace que el personaje guste más, ¿verdad? Y es importante decir que todas las emociones que le faltaron a Light Yagami a lo largo de todos los años que cubría la serie parecen estar encapsuladas en el protagonista de la película, Light Turner —incluyendo sentimientos románticos genuinos por Mia, la equivalente a Misa Amane.

De L -un favorito para muchos- no hablaré mucho en un intento de evitar spoilers, aunque puedo confirmar que comienza muy bien, y al momento en que se le ve en su elemento, leyendo las evidencias y los informes sobre el caso, uno puede sentir un tanto del aire que emanaba el L original… solo para ser desechado por la borda poco después, y luego ser pescado, cortado en trozos y lanzado de nuevo por la borda para el final de la película.

La equivalente de Misa, Mia, podría considerarse el único personaje realmente sólido en toda la película, y eso no es decir tanto. La mayor diferencia es que este personaje conocía a Light desde antes, considerando que estudiaban juntos, y en ningún momento es salvada por Kira, haciendo que su obsesión con Light dé paso únicamente un crush… que es correspondido por este Light, y que dejó a su servidora completamente confundida.

La cosa tal vez habría sido diferente si hubiesen cambiado los personajes originales y les hubiesen convertido en unos personajes diferentes pero interesantes. Light. Mía y L pueden ser personajes interesantes de observar a lo largo de la historia, sí, aun si para el final se convierten en simples herramientas para mostrar un nivel de planeación por parte de Light que nunca vemos a lo largo de toda la película. Decisiones como darle a Light una historia trágica parecen haber sido tomadas en un intento de ¿justificar? a Light, algo que habría sido impensable en la historia original porque en ningún momento dejan de decirnos una cosa: lo que Light está haciendo no está bien, y es por eso que están intentando detenerlo. Sí, Kira gana seguidores con el tiempo, pero esa siempre fue una consecuencia secundaria: lo importante era el objetivo de ser alguien que traía “verdadera justicia” al mundo, no ser un adolescente jugando a ser dios porque de la nada tiene la posibilidad de matar a todo el que le da la gana.

Igualmente, hay una cantidad de detalles que formaban parte de la historia original que fueron ignorados o completamente modificados, entre los que podemos mencionar la idea del nivel de “Dios” que se le termina asignando a Kira en ambos universos. En la historia original, Light en ningún momento inició con la intención de convertirse en un dios o una figura de culto para otros, simple y sencillamente quería dar sus propios castigos a aquellos que él consideraba que no merecían seguir con vida; fue el resto del país -y eventualmente el mundo- quienes comenzaron  a hablar de esta entidad como alguien que merecía ser tratado como tal, y son además quienes de dieron el nombre con el que sería reconocido públicamente. En la versión de Netflix de Death Note, es el mismo Light quien decide darse el nombre y el estatus de Dios, y aun si el razonamiento de por qué usará el nombre japonés original crea una línea directa de evidencia hacia él que el Light original nunca habría permitido, debo admitir que es una manera muy inteligente de no tener que cambiarlo para el marketing.

Sinceramente el mayor problema que aprecié, aunque tal vez sea algo que no moleste a otros tanto como a mi, es lo emocional que se siente la película. Para explicar: cuando yo pienso en la historia de Death Note pienso en estas dos fuerzas inamovibles enfrentándose entre sí, ambas creyendo fervientemente que están en lo correcto no porque eso es lo que sienten, sino porque los hechos les prueban que lo que el otro está haciendo está mal. Pienso en el Light Yagami que no dudó en ningún momento de mandar a la muerte a la detective que lo estaba siguiendo y estaba cerca de descubrirlo, o en el Light Yagami cuyo único motivo para que sentirse molesto cuando su padre muere eventualmente –gracias a un plan del mismo Light- es que no le dio el nombre real del detective siguiéndolo. O pienso en L, el apático e impasible L, que no tuvo problemas en acercarse a Light al momento en que tuvo menos del 20% de probabilidades de que fuera él, y lo puso bajo su constante vigilancia para asegurarse de que no fuese así, en el L que no muestra emoción una sola vez respecto a nadie.

Pero todo esto es desde la mente de alguien que vio la serie, y aun si sabe que tiene sus problemas, la respeta como el anime de género psicológico y suspenso que es originalmente. De alguien a quien ver a L perseguir físicamente a Light por toda la ciudad le causó menos emoción que verlos jugar un partido de tenis en un campus universitario sin decirse nada, solo analizándose entre sí. Y por supuesto que tenía prejuicios desde el momento en que anunciaron esta adaptación –simple y sencillamente porque las adaptaciones estadounidenses de material japonés no suelen terminar bien… nunca-, pero estaba decidida al inicio de darle el beneficio de la duda, simple y sencillamente porque Netflix ha hecho un increíble trabajo con sus distintas series.

¿Podría disfrutarla alguien que nunca ha visto o escuchado de la versión original? Oh, por supuesto, siempre que pueda disfrutar personajes que nunca son explorados realmente, un ritmo errático cuando mucho y un guión que puede llamarse “decente” en sus picos positivos. Pero demos crédito a esta película donde podamos: la edición y el trabajo de cámara a lo largo de la cinta es impecable, creando una serie de escenas que podrían fácilmente utilizarse como una postal o como un fondo de pantalla sin duda alguna; además, la colorización de la película es increíble, llena de colores brillantes que son un cambio agradable respecto a la neutralidad total de la gama de la serie original, y el sonido está muy bien trabajado, incluyendo la banda sonora, que es ideal para el tipo de ambiente que quiere generar cada escena.

…. Listo, ahí tienen sus créditos. Ahora, si pudiésemos tomar todos estos elementos y pasarlos a una película de Death Note con una historia que valiera la pena, todo habría estado perfecto.

Estos son, claramente, los comentarios de alguien con un amor por la serie original, y por mucho que intente separarme de ello para ver esta adaptación de manera imparcial, lo que hacen con el material original es tan notable que simple y sencillamente no puedo evitar seguir pensando en ello –los últimos diez minutos de la película destruyeron por completo a los personajes principales, perdón, no puedo superarlo. Y sinceramente, hay una manera muy sencilla en que esto podría haber sido evitado: no digas que es una adaptación de la historia original, con los personajes que ya conocemos. Sabemos que pueden haber por lo menos 6 Death Notes en el mundo al mismo tiempo, y sabemos que hay montones de Shinigami donde sea que viven ellos, entonces ¿por qué no decir que escribirán una historia alternativa de la Death Note cayendo en Estados Unidos, pero que no tiene que ver con los personajes originales? Incluso podrían haber establecido que todo lo ocurrido en la serie ocurrió hace años, y el adolescente creció escuchando historias de este Todopoderoso Kira, y por eso al tener el poder decide continuar su legado. Listo, ya les arreglé la trama, al punto en que podrían haber continuado usando los nombres originales de los personajes para decir cosas como “el nuevo L” o “el sucesor de Light”, sin tener que tomar a los personajes originales y convertirlos en estereotipos occidentales sin sabor.

En cualquier caso, perdonen lo agrio, pero definitivamente desde el punto de vista de una fanática del material original, le doy a Death Note de Netflix 1/10 manzanas para Ryuk. E intentando verlo desde fuera, no puedo darle más de un 4.5/10, porque más simplemente me es imposible.