La franquicia de X-Men con Fox no ha tenido golpes muy certeros en los últimos años comparado con el Universo Cinematográfico de Marvel: con líneas del tiempo comprometidas constantemente, mal aprovechamiento de los elementos de los cómics y decisiones que terminan siendo repetitivas, la posibilidad de ver una fórmula ganadora como Days of Future Past no parecía muy cercana. Hasta que Logan llegó.

Basada en uno de los cómics con más popularidad del personaje de Wolverine, Logan nos trajo otra versión de un mundo que carece de mutantes: sin nuevos seres de esta raza en las últimas dos décadas y con varios de las caras que ya conocemos fallecidas sin explicación alguna. Si bien no es un futuro que puede considerarse extremadamente malo, porque al menos no tenemos Centinelas encima de los personajes, nos adentra en un punto oscuro que siempre suele experimentarse con los X-Men; un lugar sin ellos y donde no parece haber esperanza para los mutantes en lo absoluto.

Y de hecho, si esperaban que la película entrara en muchos detalles acerca de qué fue lo que sucedió con los X-Men y qué sucede en la ambientación de la película, es seguro que se lleven una gran decepción pues no es algo que se discute demasiado, dejando de forma vaga cualquier detalle relacionado a ello. Y aunque la decisión del director James Mangold pareciera fuera de lugar, crea en la audiencia un sentimiento bastante extraño que refleja la idea de la película, donde lo que sucedió en el pasado se queda ahí y sólo queda moverse hacia adelante como podamos, así sea a rastras.

Más allá de ofrecernos la típica historia de superhéroes, vemos otro enfoque al género y que se adapta bastante bien gracias a los personajes que participan en ella, ofreciendo momentos de comedia con un humor más oscuro y por supuesto, un gran nivel de violencia gráfica. Haciendo un énfasis mayor a esto último, es un tanto reconfortante el nivel de respeto que dieron al contenido original que involucra tanto a Logan como Laura, donde la naturaleza de ambos personajes se presenta tal cual es sin censura. Después de todo, si se trata de los mutantes más peligrosos, debían de demostrarlo y no fallaron al presentarlo de forma fenomenal, en especial con Dafne Keen quien hizo varias de sus propias acrobacias y recibió apoyo de Sienna Novikov como su doble. Mark Millar seguro se sentiría orgulloso de cómo su trabajo dio a luz a tan buena adaptación.

Hablando en términos generales sobre la historia, la trama de Logan sí nos acerca mucho a Old Man Logan, pero tal cual muchos sospechábamos, tiene su buena parte del videojuego The Last of Us, sobre todo en el final de la película -ya sabrán a lo que me refiero-. Y eso no es malo en lo absoluto, ya que en vez de hacer una fórmula ya muy repetida últimamente -de un hombre mayor sin esperanzas en compañía de una niña inocente-, le dan un toque especial y logran enfocarse en la parte sentimental más allá de la acción. En ciertos momentos de la película el asunto se vuelve un tanto lento, pero es necesario para aplicar bases antes de traernos el climax de la historia, además de ofrecernos material que de lo contrario no habrían quedado en otro momento y enriquecen más a la interacción de los personajes.

Uno de los puntos tal vez en contra en la película es conocer quién es verdaderamente el obstáculo y contraparte de Logan durante este recorrido de vida o muerte en el equipo. Aunque tiene todo el sentido del mundo, considerando que el tiempo de vida de nuestro protagonista se reduce y necesitaba un enemigo que pudiera meterlo en problemas de forma simple, habríamos apreciado un poco más de originalidad o no hacer tan obvio lo que deparaba para el grupo protagonista en ciertos momentos.

Hugh Jackman como Logan no suele fallar, trayendo siempre el porte del canadiense gruñón que da cara a los mutantes en general. Pero si uno pensaba haberlo visto en un estado lamentable en The Wolverine, en Logan su personaje llega a otro grado que nos acerca a la apatía que conocemos de su versión en Old Man Logan y a un hombre que ha visto tanto sufrimiento que se encuentra roto casi por completo. Eso al menos hasta que Laura llega a cambiar todo, trayendo un cambio que hará que se acerque a la idea inicial que lo salvó de continuar siendo una bestia.

La actuación de Dafne Keen como Laura al principio causaba varias dudas, en especial por el tipo de papel que podrían haberle dado donde el personaje no hiciera nada excepto dar una motivación a Logan, y donde la actriz no pudiera dar más allá de lo que se espera. Este no fue el caso, ya que no solamente el personaje genera su propio carisma y su propia línea por seguir, sino que Keen logra representar a Laura bastante bien y de forma muy fiel a los inicios de X-23 tal cual suceden en los cómics originales. Se ve un desarrollo de personaje muy bien hecho, donde el tiempo que pasa con Logan y lo que aprende con él se refleja en su forma de actuar conforme avanza la película. Y por supuesto, tener ese grito de guerra desenfrenado lleno de ira es la cereza del pastel.

Patrick Stewart como Charles Xavier es sin duda -y como siempre- brillante, siendo bastante gracioso en sus diálogos y mostrándonos una nueva faceta de una de las mentes más brillantes dentro del mundo de Marvel que hasta ahora, nunca parecía estar poco preparado ante la incertidumbre. Considerándose hasta el momento esta participación como la última del actor dentro de la franquicia de X-Men, logra dar un cierre particular y doloroso para los fanáticos, pero uno necesario donde después de tantos años de sufrimiento hay un sentido de paz que se logra alcanzar. Además, verlo como un viejo gruñón más allá de la tranquilidad que siempre daba es sin duda hilarante.

Es necesario mencionar que la disfuncionalidad entre Logan, Laura y Charles en un principio nos lleva a un punto absurdo hasta casi recordar Little Miss Sunshine, lo cual lo hace de cierta manera adecuado para recordarnos que no por ser mutantes tienen que llevarse bien. O que el viaje en general será algo fácil. Pero le da un valor bastante agradable en retrospectiva que hace que queremos apreciar una y otra vez ese tipo de interacciones.

Stephen Merchant es otro actor que se ganó la atención de la audiencia rápidamente como Caliban, convirtiéndose prácticamente en un cuidador inesperado de un par de mutantes demasiado viejos para todo lo que les ha sucedido y les depara en la película. Verlo alejarse de su seguridad y confianza en su versión de Days of Future Past es demasiado extraño, pero tal y como lo vemos en Logan, genera una dinámica muy interesante en el grupo, además de que su papel para el futuro permanece bastante vago, lo que podría indicarnos nuevas situaciones con el personaje o incluso nuevos enemigos.

Una de las sorpresas fue la introducción de Donald Pierce, un personaje de carisma y habilidades propias que le permite ganarse el lugar de un buen antagonista cómodamente, aún si no tiene poderes como enemigos de películas previas. Entre sus perseverancia e inteligencia para causar tantos problemas a nuestros protagonistas con los recursos que tiene, Pierce llega a hacer mucho más de lo que la gente podría haber esperado de un “minion”, aprovechando cada oportunidad para dar golpe tras golpe. Boyd Holbrook demostró saber adaptarse justo como su personaje, y aunque no le fue demasiado bien, es bueno saber que al menos dio bastante pelea.

El final es otro motivo de discusión, ya que pareciera algo cortado y en especial cuando no existe una escena post-créditos que nos pueda indicar el futuro de los personajes. Pero nuevamente, Logan no busca acercarse a lo que ya conocemos de otras películas de superhéroes, y era necesario cambiar la dinámica además de un cierre para la partida de Jackman y Stewart, así como una vaga idea del futuro de Keen.

Logan no será la mejor película de superhéroes, pero no le costó mucho colocarse entre las mejores y con excelentes razones. Sea lo que venga para los X-Men, tendrá un trabajo muy difícil para usurpar su lugar, pero estamos bien mientras tanto.

Y antes de que se nos olvide, recomendamos pañuelos desechables.

Calificación: 9/10 cómics de X-Men