Underworld es de esas sagas que -a primera vista- es difícil pensar que pasarían de la primera entrega, ¿porque qué más se le puede sacar a una historia de vampiros versus hombres lobo? Sin embargo, aquí estamos, en una quinta película. Underworld: Blood Wars (o Inframundo: Guerras de Sangre, como la tenemos en los cines por estos lados) se perfilaba como el gran final de la épica batalla entre estas dos especies, y en cierta forma lo fue, pero la película también representa una nueva ventana para la franquicia, que podría permitirle continuar en caso que Kate Beckinsale no quisiera seguir poniéndose en el apretado traje de cuero y látex de Selene.

Pero vamos por partes.

Todas las películas de Underworld cojean de la misma pata: los efectos visuales, y Blood Wars no es la excepción. Hay tomas que se ven muy falsas o muy forzadas, y distraen tu atención de la historia momentáneamente. Lo cual es un problema, porque Blood Wars es bastante pesada en lo que a historia se refiere, y requiere de tu atención y conocimiento de las entregas previas para poder disfrutarla completamente.

Por supuesto, esto no significa que hayas tenido que ver las cuatro películas anteriores. La cinta empieza con una narración de Selene poniéndote al día en lo que te hayas podido perder (Viktor, Michael, Marcus, Eve, Lucian, etc.) y se lanza directamente a la acción; sin embargo, el conocimiento previo de la historia ayuda a disfrutar esta entrega, y mucho. Saber quién es Amelia y su importancia para los vampiros es lo que explica lo relevante del arco de David (Theo James), al igual que conocer la historia entre Viktor y Selene da más contexto a las acciones de Semira (Lara Pulver).

El gran punto a favor de Blood Wars es que parece darle finalmente clausura a la historia de Selene. Como los héroes clásicos -o tu anime shonen favorito-, nuestra heroína está en búsqueda de algo más grande que ella, y debe emprender un viaje para alcanzarlo, viaje del que regresa cambiada pero mucho más poderosa. Y todos los que somos fanáticos de esta saga amamos ver a Selene pateando traseros por aquí y por allá. Al final, el arco de Selene concluye: ella está en paz y lista para ayudar a los vampiros a iniciar una nueva era. La próxima película de Underworld podría o no tener a Selene. Ahora existe esa posibilidad, y fue un recurso inteligente de parte del equipo de Blood Wars.

El otro punto a destacar es que si bien los efectos visuales no estuvieron a la par, el aspecto visual de la película en sí fue impecable. La opulenta sociedad de los vampiros jamás se vio mejor reflejada que en los vestidos de Semira (¿alguien más pensó en Irene Adler?), y la apariencia de Marius y sus cómplices deja patente la decadencia de los hombres lobo (cuánta falta haces, Lucian). Además, Blood Wars mantuvo la misma paleta de colores y la atmósfera de sus antecesoras, aun en locaciones como Dor Vahr, manteniendo una consistencia entre todas las entregas de la saga.

Quedaron muchas preguntas abiertas, pero también se cierran muchas cuestiones, particularmente qué pasó con Michael Corvin. El personaje no había podido regresar porque el actor Scott Speedman no quería volver a Underworld, y aunque se entienden sus razones, el vacío que dejaba un personaje como Michael era grande y notorio, y la franquicia necesitaba resolverlo para poder seguir adelante.

Si eres fan de Underworld y has seguido las películas, saldrás de la película con la sensación de haber completado un ciclo, listo para lo que pueda venir en un futuro. Si Blood Wars es tu primera experiencia con la saga, saldrás satisfecho, aunque con ciertas dudas de la historia. Sea como sea, nacida en una época en la que los vampíros del cine brillaban, Underworld es la franquicia que pudo y con Blood Wars, demuestra que todavía puede -a pesar de uno que otro bache en el camino.

ModoGeeks le da a Underworld: Blood Wars 7/10 balas ultravioleta.