Bienvenidos al mundo de Logan. Los mutantes ya no existen, todos han muerto, y Wolverine está solo, perseguido por el pasado y viejo, muy viejo. El puño tembloroso de Logan es algo que nunca pensamos ver, no cuando hablamos de un mutante que puede curarse y que nunca ha necesitado de nadie, pero los tiempos han cambiado. Sin embargo, cuando toda esperanza parece perdida, un viejo amigo (un viejo, muy, muy viejo Profesor Xavier) aparece de nuevo en la vida de Wolverine: hay una niña que necesita transporte y protección, una niña que es como ellos, y Logan es el único que puede hacer el trabajo.

Gracias a las imágenes que habíamos visto, reveladas por el instagram de la película o la cuenta de Twitter de James Mangold, director de la película, ya teníamos idea de que esta cinta iría por los lados del arco Old Man Logan de los comics. Sin embargo, la inclusión de la niña (quien sólo hasta el final saca sus garritas, confirmándonos que se trata de Laura Kinney/X-23) modifica esta trama, dándole mucho más peso y asemejándola un poco a la de The Last of Us. Quien haya leído alguna vez los comics de Wolverine, sabrá que el personaje tiene muchos defectos, pero una de sus grandes cualidades es esa actitud paternal que adopta con sus pupilos, y la relación entre X-23 y él no se aleja de la que hay entre una hija y un padre (una hija clonada del padre, creada para asesinar, pero… detalles…).

Los Reavers y la Policía Federal van tras Logan, Laura y Charles, en lo que aparentemente será un muy complicado viaje familiar a través de la frontera entre Estados Unidos y México que nosotros no dejaremos de ver.

No se pierdan Logan en cines este próximo 3 de marzo del 2017